martes, 4 de septiembre de 2012

Predestinados a no entendernos

A ver si a la tercera va la vencida... Ahora sí, "mis más sinceras intenciones" (en recuerdo de aquel primer post) por continuar esto. Porque, como dice mi perfil, me he dado cuenta -probablemente con los años- de que soy como soy y actúo como actúo porque necesito comunicarme. Y para mí, escribir siempre ha sido MI forma de comunicarme. Y ya que 'Con B de Bolboreta' existe, vamos a darle vida de nuevo. A por ello.

Acabo de leer una entrada en otro blog que hablaba de las mujeres, los hombres y de cómo (Oh, milagro de la naturaleza!) podemos llegar a ser tan diferentes. Es algo que siempre he hablado y comentado con mis más fieles amigas (seguro que en los círculos masculinos, aunque con menos asiduidad, también). Y con la perspectiva de los años, hemos llegado a varias conclusiones, que confluyen en una sola: somos diferentes, y no hay nada que hacer para cambiar esto. Hay que adaptarse, o morir. Nosotras y ellos. Nosotras creemos que no son empáticos, nos pasamos la vida buscando un resquicio de ese "ponte en mi lugar" en las acciones del otro. Sí, señores, así es, no es tan complicado y, como siempre dice una amiga, no pedimos tanto.

Probablemente, ellos piensen cosas parecidas de nosotras. No me atrevo a intentar adivinar qué. Pero probablemente no nos entiendan, por más que lo intenten. Estamos predestinados a no entendernos, pero ¡qué genial sensación cuando encuentras a alguien que parece que encaja bien esa manera diferente de ver las cosas! Ese post que acabo de leer hablar de las mujeres masculinas (mentalmente), los hombres femeninos, viceversa y la complicada combinación de ambos conceptos. Mi 'otro yo', mi mejor amiga, mi hermana, es una mujer masculina (repito: mentalmente), sin duda. Yo, sin duda mucho más claramente, soy una mujer femenina. Irremediablemente. Y lucho contra ello, porque también me he dado cuenta de que se sobrevive mejor... Hoy me ha dicho, mi 'otro yo': "Tampoco te creas que yo tengo la clave de la felicidad".

Supongo que nadie la tiene. Tratemos de encontrar un equilibrio. Pero, mientras lo busco, me rebelo un poco y en ocasiones pienso que soy como soy y así han de quererme. Supongo que todo se reduce a que necesito expresarme y comunicarme.

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